Apatía ciudadana… ¡Atrévete y Hazte Cargo!

Me llenó de orgullo la actitud de un desconocido ciudadano que al ver un hecho que le pareció mal enfrentó la situación y solucionó el problema.

Ayer me encontraba jugando con mis hijos en una de las tantas plazas que están ubicadas en La Florida, La Serena, específicamente en la Plaza El Maitén, que a todo esto está muy dejada de la “mano municipal”, ya que sus basureros están repletos y se nota que no cortan el pasto y riegan hace semanas…en fin, un joven ciclista de no más de 10 años pasaba por la vereda continua a la plaza, cuando un perro de proporciones “Grande” lo intentó atacar mordiéndole los tobillos. Esto generó que casi perdiese el control y cayera. El “niño” se llevó el susto de su vida y arrancó desesperadamente, me imagino a contar lo ocurrido.

Un ciudadano que lo denominaremos como “El señor” al ver esa situación se acercó al lugar y empezó a preguntar de quién era ese perro. El perro era un pastor alemán bastante a mal traer, tenía cicatrices y parecía como que hace años no le daban un baño. Sin lugar a dudas complicaba a todo aquel que atravesase la vereda. El animal estaba afuera de una casa ladrando, como si quisiera entrar… al parecer tenía hambre, la cosa es que andaba de “malas pulgas” y no permitía que nadie circulara por “esa” vereda.

El señor” que no supe nunca su nombre, pero lo más seguro es que sea del sector, comenzó a llamar desde lejos hacia la casa que se suponía era del perro. Esperando a que le contestasen, éste preguntó a una persona que también miraba lo que ocurría si conocía la procedencia del perro. Efectivamente, respondió. Los dueños del perro son vecinos míos…

…Debo señalar que el “cachorrito” no nos deja en paz, ya que los dueños le dan comida a veces y luego lo dejan suelto, el problema es que asusta a los niños y no permite que las personas transiten adecuadamente, además de hacer sus necesidades por todos lados y de romper las bolsas de la basura, se descargó el vecino. “El señor” le preguntó hace cuanto tiempo tienen ese problema y le respondió… Ufff! Hace mucho tiempo. Y usted a hablado de este tema con los dueños del perro le preguntó “El señor”. La verdad es que NO respondió, como no me ha mordido aún no me he animado a conversar con ellos.

A todo esto como buen “Observatodo”, yo tenía la oreja paradita escuchando este diálogo.

No pues caballero, ¿cómo me dice que tienen ese problema y ni siquiera lo ha conversado con su vecino?, señaló "El señor".

Tiene razón lo que pasa es que…

No hay excusa, hablemos con el dueño del perro inmediatamente.

Aló… Aló! dijo “El señor” con voz autoritaria. Apareció un joven de unos 25 años quien preguntó que necesitaban (era el dueño del perro). Le explicaron a éste que su perro no podía estar suelto en la calle por ordenanza municipal y que independiente de está norma, el perro era un peligro para todos los que pasasen por la acera. El joven, al parecer estudiante universitario, al escuchar las palabras de esta persona señaló su preocupación y manifestó que no tenía idea de que su perro causara problemas y que lo solucionaría manteniendo a su mascota en su patio… pidió disculpas y se entró con el perro, el cual también entró moviendo la cola. (No sé si fue una solución definitiva pero algo se consiguió)

Este caso me dio a pensar que no nos debería de sorprender la actitud de “El señor”, que al ver un problema trató dentro de sus medios de solucionarlo. Todas las personas debiésemos adoptar una actitud similar. Así se podría romper no sólo con el individualismo que nos aqueja como vecinos, sino también se mejoraría considerablemente la calidad de vida de todos nosotros al expresar abiertamente los problemas que nos aquejan al vivir en “comunidad”.

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